domingo, 20 de julio de 2014

Porno con amigo

Tengo la impresión de que quienes estudiamos en colegios religiosos rodeados con personas de nuestro mismo sexo... somos muy calientes. Aparte que andamos siempre reprimidos por los curas y SU interpretación de La Biblia, así que cualquier chispa enciende la antorcha de carne que tenemos entre las piernas.

En tercero medio fui a hacer un trabajo a la casa de un compañero. El ramo era sobre las prácticas de un buen ciudadano católico y hueás por el estilo. Cuento corto: los dos solos, hablando de cómo ser buenas personas, nos aburrimos y empezamos a buscar fotos de minas en pelotas para meterlas al celular. No pasó mucho rato y erección salvaje aparece en el pantalón de colegio de mi compañero. Riéndome le dije: “Oye, hueón, se te paró”, asintió y seguimos buscando fotos.

Hay páginas que son clásicas hasta hoy, esas fotos que tardaban la vida en cargar, bajando de a poco o los putos videos que abrían automáticamente tu Reproductor de Windows Media en el PC  y nos dejaban con la calentura en pausa para ver una mierda de 30 segundos que nos daba la página de muestra, bueno, era lo que había.

Mi compañero cara de raja se bajó el cierre y sacó su pene, me hice el hueón, pero él como buen anfitrión queriendo la comodidad de sus invitados dijo: “Ya po, tú también, antes de que llegue mi mamá”. No quedaba otra, si yo tenía de cartucho lo que el cura director tenía de santo.

Paréntesis: Siempre he pensado que los que podrían decir: “par de maracos”, son hombres o mujeres que no saben lo que tienen entre las piernas. Claro, disfrutan del sexo, pero muy limitadamente. Como cuando dicen que sólo usamos el 10% de nuestro cerebro o algo así. La conciencia de la sexualidad  es un regalo y hay que disfrutarla, sanamente y con precaución, por supuesto. Si al final el pico no tiene sentimientos y una mano tampoco, eso me decía yo.

Nos fuimos viendo un video de dos rubias ensartadas en un consolador doble, como haciendo tijeras. Cada una tenía un extremo del consolador en sus vaginas. Hermoso. Además, como veníamos del colegio y habíamos pasado directo a la casa a hacer el trabajo, estábamos sudados, o sea, había olor a pico en el ambiente, pero normal. Incluso daba gusto, porque es un aroma natural. Lo nuevo era percatarse de que otra persona tenía el mismo olor y se estaba pajeando al lado tuyo. Claro, yo he estado en camarines con hombres, pero no es lo mismo.

Ahora estaba disfrutando una porno con un amigo, casi como cuando compartes unas papas fritas o una bebida, así de relajado y natural.

Su mamá nunca llegó y al final cada uno eyaculó en un confort. Me fui para la casa, no hicimos el trabajo, así que después le enviaría mi parte por msn.


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