sábado, 19 de julio de 2014

Maximus Lechazus

Debería ser un hechizo a lo Hary Potter, tirar semen por la varita y dejar cegado al enemigo. Estoy cagado de la risa con lo ridículo que suena y por lo enfermo que soy al imaginarlo. Es que me siento inspirado, quiero contarte sobre mi primera eyaculación, fue a los 13. Sí, bien grande. 

Llené la tina y me metí.

En mi casa somos buenos para ahorrar, así que una tina llena era una hueá shuer rebelde en esos años. Ya, la huéa es que ahí estaba yo jabonándome el pene y bajando el prepucio por higiene cuando erección salvaje aparece y comienzo a pajearme con escándalo. Siempre se me paraba, pero no eyaculaba, así que esa vez me lo propuse y empecé a frotarme aprovechando el jabón líquido y el agua.

No sabía bien qué iba a pasar, ¿lo estaba haciendo bien? Es que solo estaba duro y tan rico no se sentía, estaba como esperando el gran final, ese del que todos hablan.

Igual duré harto, con el tiempo empecé a disfrutarlo, estaba enfermo de caliente y tenía que aguantarme los gemidos y hacerla piola con el agua que se movía. En un baño grande, el eco es tu peor enemigo porque hasta para rascarte un coco hay que ser cuidadoso si tu abuela va pasando por afuera.

El chorro salió disparado con tal fuerza que salió del agua y cayó en mi pecho, bueno tal vez influyó que me doblaba tanto de calentura que tuve que haber levantado la pelvis o algo así. Luego de eso me derretí en la tina y quedé como plasta de vaca y con una cara de estúpido que se repetiría incontables veces.


Pd: NO usen jabón para pajearse, porque después vas a querer orinar y te va a arder. Hay varias cosas horribles en la vida y que te arda el hoyo del pico es una de ellas.

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